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El resfriado o catarro es un proceso benigno, autolimitado que se cura sin dejar secuelas, provocado por diversos virus (rinovirus, virus influenza, virus parainfluenza o virus sincitial respiratorio) que se transmite a través de las secreciones respiratorias expulsadas al aire, o a través de las manos u otros objetos contaminados y cuyo periodo de incubación es corto, unos dos días, después de los cuales aparecen las manifestaciones más frecuentes que son mucosidad nasal, estornudos, obstrucción nasal, que habitualmente se acompañan de dolor de garganta, malestar general, dolor de cabeza y fiebre moderada.
No es raro notar escozor en los ojos y sensación de presión en los oídos o en los senos paranasales, debido al edema o congestión de la mucosa respiratoria.
La mucosidad nasal va cambiando a lo largo del curso de la enfermedad pasando de ser muy líquida al inicio a una mucosidad más espesa y blanca que después pasa a amarillo-verdosa sin que ello sea síntoma de sobreinfección bacteriana ni de necesidad de antibiótico para su tratamiento.
La fiebre suele durar 3 o 4 días, los síntomas nasales y de garganta suelen durar una semana, pero la tos puede persistir dos o tres semanas.
No existe tratamiento para el resfriado, simplemente se trata de aliviar los síntomas. Así como analgésico y antitérmico se utiliza el paracetamol y el ibuprofeno.
Como antitusígeno cloperastina y dextrometorfano.
Como mucolítico carbocisteina, acetilcisteina y ambroxol.
También se pueden utilizar antihistamínicos para evitar los estornudos y el exceso de secreción nasal y vasoconstrictora para la congestión nasal.
Si el resfriado dura más de una semana sin que haya mejoría, la fiebre es muy alta o hay dolor importante y localizado en oídos, garganta o cabeza, o si aparecen vómitos o dificultad respiratoria se deberá acudir siempre al médico.