Cuidar la salud ocular es una tarea que debe convertirse en un hábito. Y más en el mundo actual lleno de estímulos visuales y actividades que requieren un esfuerzo visual prolongado que pueden conducir a una situación de cansancio visual.
La fatiga visual constituye un trastorno muy frecuente que sufren muchísimas personas en el mundo. Afecta principalmente a quienes realizan su trabajo a corta distancia durante un tiempo prolongado; por ejemplo, quienes tienen que trabajar delante de un ordenador bastantes horas seguidas, puede manifestarse como malestar ocular, visión borrosa, sensación esporádica de diplopía (visión doble), sensación de cansancio prematuro, incapacidad para mantener constantemente una imagen nítida a la distancia programada o cefaleas. Para evitar la fatiga visual, se recomienda cuidar las condiciones lumínicas de la estancia y realizar breves pausas en el trabajo de manera regular, entre otras medidas. Además puedes combatirla con sueros oftalmológicos también con colirios o con soluciones fisiológicas. Estos productos imitan la composición de la lágrima natural y restauran el tejido ocular, devolviéndole su nivel normal de hidratación.
Tienes que mantener tus ojos hidratados siempre, pero sobre todo cuando trabajes delante del ordenador, acuérdate de parpadear a menudo. También es recomendable ventilar la estancia y, si es necesario, usar humidificadores. Si aun así sufres sequedad ocular, puedes recurrir a los hidratantes oculares como las lágrimas artificiales, en monodosis, multidosis o incluso en spray que te permiten aliviar la sequedad ocular. Y por supuesto, bebe mucha agua a lo largo del día.
Para la higiene ocular disponemos de solución fisiológica en diversos formatos, líquidos para lentillas y toallitas limpiadoras para los párpados.
Para disfrutar de una vista sana es importante asegurarse de incluir en nuestra dieta todas las vitaminas y minerales necesarios, son las vitaminas para la vista que necesitan tus ojos, entre ellos destacan la vitamina A, también conocida como retinol, pertenece a la familia de los carotenoides junto con el beta-caroteno, licopeno, luteína y la zeaxantina . Estos nutrientes son importantes por su acción antioxidante.
La luteína y la zeaxantina son los únicos carotenoides que se encuentran en la retina y el cristalino y sabemos que una ingesta adecuada de luteína y zeaxantina reduce el riesgo de desarrollar enfermedades oculares relacionadas con la edad como la degeneración macular y las cataratas.
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