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La flatulencia o meteorismo es un exceso de gases en el intestino que causa espasmos y distensión abdominal, es decir, que parece como si el abdomen se hinchara.
La mayoría de los casos se deben a que la persona afectada traga aire al deglutir: es la denominada aerofagia. Pero también pueden ser consecuencia del gas que producen de forma natural las bacterias de la flora intestinal.
Con mucha frecuencia, el exceso de gas va unido al hecho de comer demasiado deprisa, lo que da lugar a que se acabe tragando demasiado aire mientras se ingieren los alimentos.
También es frecuente que aparezca flatulencia después de una indigestión, o en momentos en los que se ha realizado un cambio importante en la alimentación, por ejemplo y de forma especial cuando la modificación afecta al contenido de fibra.
Si la ingesta de alimentos flatulentos es elevada (alimentos productores de gas y formadores de olor) o se realiza un gran consumo de alimentos ricos en hidratos de carbono (como arroz, pastas alimenticias, patata, pan, cereales, galletas, etc.), también es muy normal su aparición.
Otro momento en el que suele presentarse mayor flatulencia es después de tratamientos con antibióticos que modifican y desequilibran la flora intestinal.
Sin embargo, en otros casos puede resultar ser un síntoma más de ciertas alteraciones o enfermedades, entre las que destacan la intolerancia a la lactosa (si se toma leche, surgen molestias digestivas) o el estreñimiento ocasional o crónico.
En los casos en que el exceso de gases es debido a los hábitos personales, el simple hecho de cambiar dichos hábitos puede reducir el problema o incluso eliminarlo.
Por lo tanto, es fundamental y se recomienda insistentemente comer despacio, masticando bien antes de tragar los alimentos, y con actitud relajada, porque todo ello ayudará a reducir los niveles de gas ingeridos. Las personas con este problema también tienen que reducir los alimentos ricos en fibra, principalmente legumbres (alubias, garbanzos, lentejas) y verduras flatulentas (coliflor, coles de Bruselas, guisantes...).
Tampoco está aconsejado tomar más de un vaso de leche al día, ya que en muchas personas no se digieren bien las cantidades de lactosa que contiene. Las frutas han de tomarse bien maduras y peladas, y debe evitarse en todo caso el plátano. En cambio, se recomienda especialmente el yogurt, porque contiene bacterias que ayudan a equilibrar la flora del intestino.
En cuanto a los líquidos, tienen que beberse a sorbos y en poca cantidad durante las comidas, evitando totalmente las bebidas con gas.