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La fibromialgia es una enfermedad reumática que tiene el dolor como síntoma principal pero también la fatiga, los trastornos cognitivos, alteraciones del sueño, la depresión y la ansiedad entre otras.
El dolor suele estar localizado en un mínimo de 11 de los 18 puntos sensibles que sirven como criterio diagnóstico.
La causa de la enfermedad es desconocida y no existe ningún tratamiento eficaz para curarla.
El manejo integral del paciente con fibromialgia es el que se ha mostrado más efectivo e incluye actividad física adecuada, apoyo psicológico, terapia cognitivo conductual y fármacos para paliar la sintomatología.
La prevalencia de la fibromialgia en España está alrededor del 2,4%, aunque algunos estudios han situado esta cifra en un 4%.
Cabe destacar que son las mujeres las que más la presentan, con gran diferencia respecto a los hombres.
La fibromialgia, además, se presenta a menudo en combinación con otras patologías como el síndrome de la fatiga crónica, el síndrome del colon irritable y la osteoartritis. De hecho, se trata de una enfermedad que afecta seriamente la funcionalidad y la calidad de vida de las personas que la padecen de manera que pierden la capacidad de hacer muchas de las actividades cotidianas como ir de compras, salir a hacer actividades de ocio o trabajar.
Hay varias hipótesis sobre los mecanismos de desarrollo de la enfermedad entre las que hay una que apunta al estrés oxidativo.
Relacionado con el posible rol del estrés oxidativo, algunos estudios apuntan a la idea de que la fibromialgia podría mejorar con dietas ricas en antioxidantes como las que se basan en alimentos vegetales no cocinados (living food diet).
Dos estudios compararon sobre los efectos de cambiar una dieta omnívora (con alimentos de todo tipo) por una vegetariana, sin ningún cambio en el tratamiento médico de los pacientes, mostraron resultados positivos de mejora en los síntomas de la fibromialgia.
Un estudio de la Asociación Nacional de Fibromialgia de los Estados Unidos en el que participaron más de 2.500 pacientes, identificaron algunos puntos de especial relevancia como la idoneidad de recomendar buenos hábitos de salud a estas personas y la gran prevalencia de sobrepeso y de la obesidad en este grupo de población.
Este y otros estudios han evidenciado que cuanto más elevado es el valor del índice de masa corporal peores son los síntomas y la calidad de vida de los pacientes con fibromialgia.
De hecho, el control de peso es una vía de tratamiento o mejora para cualquier trastorno musculoesquelético, y aún más lo debería ser en la fibromialgia en que hay falta de actividad física y alimentación desequilibrada.
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