'
Con frecuencia se oyen casos de legionelosis. Se trata de fenómenos de aparición esporádica o en forma de brotes epidémicos, que se producen en verano o a principios de otoño y que suelen afectar a grupos de personas con cierto predominio por las grandes ciudades y núcleos costeros.
La infección por Legionella puede ser adquirida fundamentalmente en dos ámbitos: el comunitario y el hospitalario.
El hábitat de la Legionella son los ambientes acuáticos y a través de las redes de distribución pueden contaminar y proliferar en sistemas de refrigeración inadecuadamente mantenidos, fuentes, instalaciones lúdico termales, etc.
Si la instalación de alguna manera provoca la formación de aerosoles facilita la penetración de la Legionella en el sistema respiratorio humano.
La legionella es una bacteria que llega con el calor y es el agente causal de dos enfermedades de pronóstico muy desigual: la fiebre de Pontiac y la legionelosis.
La fiebre de Pontiac es un cuadro pseudogripal benigno que cursa con episodios de fiebre elevada, cefaleas, tos y artromialgia. Su evolución es rápida y suele remitir por sí sola en pocos días.
Las legionelosis es una infección multisistémica que se manifiesta principalmente como una neumonía atípica y que se produce cuando la bacteria es inhalada y penetra hasta el árbol respiratorio inferior.
El periodo de incubación es de 2-10 días antes de la aparición de los primeros síntomas. La morbimortalidad de la legionelosis, así como el riesgo de posibles secuelas tras su curación, varían mucho en función de la edad, del estado del paciente, de la existencia o no de enfermedades subyacentes.
Los síntomas de la legionelosis incluyen: cefaleas, fatiga, disnea, debilidad, náuseas, confusión, alteraciones de la conciencia, mialgias y fiebre elevada.
Los afectados suelen sufrir episodios de tos y muchos de ellos acaban desarrollando un cuadro de neumonía.
Actualmente las complicaciones extrapulmonares de una infección por legionella son muy raras. No obstante, se han descrito casos agudos de pericarditis, glomerulonefritis y pielonefritis.
Afecta más frecuentemente a personas de mediana edad y avanzada (entre 40-70 años). La infección suele presentarse con mayor frecuencia en individuos que tengan alterado el sistema de defensa como son los fumadores, los alcohólicos o los pacientes con EPOC u otras enfermedades pulmonares crónicas, además de personas con enfermedades subyacentes (diabéticos) y/o con deficiencias inmunitarias, especialmente aquellas que han sido sometidas a trasplantes de órganos, con SIDA o pacientes a los que se está administrando tratamientos antineoplásicos.
Debido a que la bacteria puede considerarse intracelular solo responde a antibióticos capaces de penetrar en las células.
Los macrólidos y las fluorquinolonas constituyen hoy en día el tratamiento de elección de la neumonía por legionella pneumophilla.
También ha sido utilizada la rifampicina, para evitar la posible aparición de resistencias. Paralelamente se administrarán analgésicos y otras medidas de soporte generales.
'