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El sueño es necesario para el equilibrio físico y mental. El insomnio es una sensación subjetiva de malestar con respecto a la duración y la calidad del sueño, percibido como insuficiente o poco reparador.
El resultado final es un estado de cansancio físico y psíquico, somnolencia diurna, ansiedad y falta de concentración.
Sus causas se relacionan con enfermedades, estrés, consumo de sustancias excitantes y también con la predisposición individual (tendencia a la ansiedad, etc.).
Existen una serie de pautas pueden ayudarnos a conciliar el sueño:
- mantener un horario fijo al acostarse y levantarse.
- evitar ver la televisión, leer o escuchar la radio en la cama.
- establecer una serie de actos rutinarios antes de acostarse (lavarse los dientes, etc.), para que así la repetición de los mismos predisponga el cuerpo para el sueño.
- evitar siestas de duración superior a 30 minutos.
- realizar una hora de ejercicio al día pero nunca antes de acostarse.
- no realizar cenas copiosas, evitando además alcohol, café y tabaco, ya que perjudican el sueño.
- mantener una temperatura agradable pero no demasiado alta y utilizar prendas cómodas.
- interrumpir el estrés realizando alguna actividad tranquila y relajante antes de acostarse.
- si no se logra conciliar el sueño es importante no permanecer durante horas en la cama sino levantarse y volver a la cama cuando se sienta sueño.
Existen plantas con efecto tranquilizante que pueden usarse, solas o en combinación, en el insomnio leve o moderado.
Las más utilizadas son valeriana, pasiflora, amapola de california, tila, espino blanco y melisa.
Mención aparte merece la melatonina, utilizada últimamente para este fin y ampliamente publicitada en estos últimos tiempos a pesar de que no existen estudios suficientes que avalen su eficacia y seguridad.