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La obesidad es hoy en día uno de los principales problemas de salud pública en los países de renta alta.
La obesidad y el sobrepeso son factores de riesgo, las personas que tienen obesidad pueden sufrir enfermedades cardiovasculares, ciertos tipos de cánceres, diabetes, hipertensión arterial e hipercolesterolemia.
El objetivo dietético deber ser lograr una pérdida de peso mantenida en el tiempo y que conlleve una disminución del riesgo mórbido asociado a la obesidad.
Cabe tener en cuenta que cualquier dieta que se indique debe incorporar factores facilitadores que favorezcan su adopción, como el tamaño de la porción, la disminución de alimentos energéticos y la distribución de las comidas.
En general, se considera dieta hiperproteica toda aquella en la que más del 25% del aporte calórico total deviene a expensas del aporte proteico. No obstante, la cantidad absoluta de proteínas, puede ser extremadamente variable.
Las dietas que reducen el aporte de hidratos de carbono y aumentan el contenido de proteínas o grasas, han demostrado ser más efectivas que otros tipos de enfoques dietéticos.
Probablemente su efectividad sea debida en gran manera al efecto saciante de las proteínas. Los estudios han demostrado una pérdida de peso a los 12 meses de seguimiento mayor en dietas con aporte proteico que en aquellas con mayor contenido en hidratos de carbono y bajo aporte proteico.
Probablemente, pues, las dietas bajas en carbohidratos y grasas y ricas en proteínas serían idóneas cuando se busca una pérdida ponderal relativamente rápida. La disminución del índice glicémico de una dieta comporta una modulación de la sensación de hambre y saciedad.
Por último, aunque se han reportado ciertos efectos en el área psicológica, no existe evidencia de que las dietas hiperproteicas generen respuestas diferenciadas referidas al grado de estrés, ansiedad o alteraciones del humor respecto a otro tipo de dietas.
La indicación de una dieta proteinada debe responder a la necesidad y demanda expresada por el paciente, siempre que se trate de una persona sana que desee perder peso y para la cual una pérdida de peso rápida y mayor que con una dieta hipocalórica convencional actúa como un estímulo motivador para su adherencia.
En el caso de tratarse de personas afectadas de comorbilidad es necesario convencer al paciente de la necesidad de una valoración por parte de su médico a fin de establecer la indicación de dicho tratamiento dietético.
Se debe remarcar que todas las dietas restrictivas pierden su eficacia en un determinado plazo de tiempo, debido al esfuerzo que significan y a una cierta adaptación del organismo a la restricción impuesta.