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La piel del recién nacido se forma durante los primeros días de vida del embrión.
Una vez que el bebé ha nacido, presenta una piel suave y poco arrugada cubierta por una capa amarillo-verdosa, llamada vérnix caseosa que se forma entre el sexto y noveno mes del embarazo. Su función es la de proteger la piel dentro del útero.
El color de la piel del recién nacido al nacer es casi violácea. El estrato córneo del recién nacido es más fino que el de un adulto, y más frágil y permeable por lo que requiere cuidados y productos específicos.
Durante las primeras 24 horas de vida del bebé no se recomienda el baño, principalmente por el peligro de hipotermia, aunque el bebé se bañe con agua caliente, además el vernix tiene una función protectora y nutritiva de la piel. A partir del segundo día no es necesario bañar al niño diariamente, ya que un recién nacido se ensucia muy poco (salvo las deposiciones).
El abuso de jabones, altas temperaturas o excesiva frecuencia o duración de los baños pueden producir problemas dérmicos como irritaciones o sequedad. Las zonas más importantes de limpiar son la anogenital, pliegues inguinales y axilares, manos, nariz y boca, así los baños deben ser a 37 grados y no superar los 10 minutos, además en los bebés prematuros durante las dos primeras semanas los baños deben ser exclusivamente con agua y no utilizar jabón.
En los varones, no se debe retraer el prepucio para limpiarlo. La manipulación del prepucio y el intento de retraerlo cuando aún está inmaduro produce lesiones e incluso fimosis inducida.
Los jabones serán discretamente ácidos o neutros y se aplicarán en poca cantidad con una esponja o la mano. El secado ha de ser con una toalla suave, preferentemente de algodón y mediante toques, evitando fricciones innecesarias que puedan conllevar irritaciones.
Es muy importante mantener el ombligo limpio y seco, ya que es puerta de entrada de peligrosas infecciones producidas por organismos que pueden producir sepsis. En los cuidados del ombligo se utiliza alcohol de 70 grados y clorhexidina.
La costra láctea aparece en las primeras semanas de vida y tiende a desaparecer al cabo de un mes. Es producto de la estimulación de las hormonas maternas que estimulan en exceso las glándulas sebáceas del cuero cabelludo. No se deben arrancar las costras, en todo caso hay formulaciones específicas para su limpieza.
La acción de la proteasa y la lipasa presentes en las heces, la descomposición bacteriana de la orina, la oclusión, la temperatura y a humedad, contribuyen a un ambiente idóneo para la aparición de la dermatitis del pañal. Las recomendaciones para evitar la dermatitis del pañal son:
- cambiar con frecuencia los pañales, dejar al aire la zona el mayor tiempo posible, lavar y secar a conciencia en cada cambio y aplicar cremas protectoras en capa gruesa después de cada cambio.
- La hidratación es muy recomendable tras el baño, ya que puede aparecer sequedad, tirantez y prurito. Las sustancias que se utilizan tienen acciones protectoras, hidratantes, emolientes o calmantes, como aceite de almendras dulces, avena, caléndula, dexpantenol y glicerina.
- En general, hay que evitar la exposición directa a las radiaciones ultravioletas. El tiempo de exposición ha de limitarse y hacerse a las horas de menos intensidad. Por otra parte, los rayos UVB favorecen la síntesis de vitamina D, necesaria para el crecimiento del niño, pero un simple paseo a la hora de menor calor será suficiente para sintetizar la vitamina.